La presencia de pelícanos americanos en el bordo de San Jerónimo, también conocido como bordo de Palmillas, ha registrado una caída significativa durante la temporada invernal de 2025, encendiendo alertas entre especialistas y habitantes de la zona norte de Toluca.
Desde 2022, este cuerpo de agua se había consolidado como un punto de descanso temporal para estas aves migratorias. Aquel año se documentó la llegada de aproximadamente 40 pelícanos americanos, un fenómeno poco común en la región y que atrajo la atención de expertos, fotógrafos y visitantes.
Para el invierno de 2024, el número de ejemplares disminuyó a cerca de 20, manteniéndose aún como un atractivo natural relevante. Sin embargo, en lo que va de 2025, únicamente se ha confirmado el avistamiento de un solo pelícano, lo que representa una reducción drástica en comparación con años anteriores.
Durante recorridos recientes por el bordo de San Jerónimo, se ha observado al único pelícano presente desplazándose con normalidad: nadando, volando a baja altura y conviviendo con otras especies como garzas y patos americanos. A pesar de ello, hasta el momento no se tiene claridad sobre las causas que provocaron la disminución del grupo migratorio.
En temporadas pasadas, la permanencia de estas aves se extendía incluso hasta el mes de abril, generando un flujo constante de visitantes que acudían a observarlas y disfrutar del entorno natural.
Especialistas de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEM) han señalado desde años atrás la necesidad urgente de proteger este cuerpo de agua, el cual presenta contaminación por descargas de aguas grises. Este factor podría estar influyendo negativamente en la permanencia de especies migratorias como el pelícano americano, cuya presencia depende de condiciones ambientales favorables.
La conservación del bordo de Palmillas es clave no solo para estas aves, sino también para el equilibrio ecológico de la zona.
El pelícano americano es una de las aves acuáticas más imponentes del continente. Se distingue por su enorme pico, adaptado para la pesca, y por sus alas blancas con puntas negras que pueden alcanzar hasta tres metros de envergadura, lo que le permite realizar largos trayectos durante sus rutas migratorias.
En conclusión, la reducción en el número de pelícanos americanos en Toluca refuerza la importancia de implementar acciones de conservación ambiental y monitoreo constante del bordo de San Jerónimo. Habitantes y autoridades coinciden en que proteger estos espacios naturales es fundamental para garantizar el regreso de estas especies en futuras temporadas.
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