La migraña, una enfermedad incapacitante que afecta al 15% de la población mexicana, está teniendo un impacto significativo no solo en la calidad de vida de quienes la padecen, sino también en la productividad laboral y en la economía del país. Según el especialista Javier Andrés Galnares Olalde, de la Clínica de Cefaleas del Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía (INNNMVS), las crisis recurrentes obligan a las personas a abandonar sus actividades cotidianas, generando repercusiones sociales y laborales considerables.
Un estudio del instituto WifOR, especializado en análisis económicos, revela que el 32% de los trabajadores con migraña han tenido que ausentarse de su empleo debido a los síntomas de esta enfermedad. Además, el 85% de los afectados experimenta una disminución en su productividad laboral. De hecho, cuando los empleados con migraña trabajan durante una crisis, su rendimiento se reduce en un 46.9%, lo que representa una pérdida significativa para las empresas.
Estas cifras subrayan la necesidad de visibilizar el impacto que esta enfermedad tiene en la vida laboral de los afectados y en la economía general. Ante esta situación, el Día Internacional de Acción contra la Migraña se instauró con el objetivo de concienciar a la población sobre la magnitud de este problema de salud y fomentar que quienes padecen la enfermedad busquen tratamiento adecuado.
El estudio del Instituto WifOR también evaluó las pérdidas económicas asociadas a la migraña en varios países de América Latina. En Brasil, México, Argentina, Colombia, Chile, Perú, Ecuador y Costa Rica, se estiman pérdidas que van desde los 3.9 hasta los 142.9 billones de dólares. Estos datos reflejan el elevado costo económico que la migraña impone no solo a los individuos, sino también a los sistemas de salud y a las economías nacionales.
En México, las pérdidas económicas por migraña entre 2018 y 2022 ascendieron a 46,558 millones de pesos, lo que equivale al 0.25% del Producto Interno Bruto (PIB) de 2018. De estas pérdidas, el 41% se debe a la disminución de productividad relacionada con el ausentismo y el presentismo laboral, es decir, el hecho de que los trabajadores asistan a sus empleos aunque no puedan desempeñar sus tareas de manera eficiente debido al dolor.
A pesar del alto impacto que la migraña tiene en la vida diaria de millones de personas, esta enfermedad a menudo es subdiagnosticada y subtratada. En México, solo el 27% de los pacientes que sufren de migraña reciben un diagnóstico adecuado y tratamiento, lo que deja a una gran parte de la población sin el apoyo médico que necesita. Este problema se agrava en las comunidades más pobres, donde el acceso a servicios de salud es limitado.
Las personas con bajos ingresos enfrentan un mayor riesgo de padecer migrañas, ya que es común que presenten factores de riesgo asociados, como una dieta inadecuada, inactividad física, tabaquismo y un índice de masa corporal elevado. A su vez, el bajo nivel educativo y la falta de acceso a información sobre el tratamiento adecuado de la migraña contribuyen a que esta enfermedad siga siendo un problema de salud pública en el país.
En las últimas décadas, ha habido avances significativos en el tratamiento de la migraña, impulsados en parte por la Clasificación Internacional de Trastornos de Cefaleas (ICHD). Las estrategias actuales para el manejo de la migraña incluyen tanto el tratamiento agudo como el preventivo, con un enfoque integral que busca no solo aliviar el dolor durante las crisis, sino también reducir la frecuencia y gravedad de los ataques.
El manejo de esta enfermedad requiere una atención multidisciplinaria y personalizada, lo que implica que los pacientes reciban seguimiento clínico adecuado y educación sobre su condición. Este enfoque permite mejorar de manera significativa la calidad de vida de quienes padecen migraña, ayudándoles a retomar sus actividades cotidianas y laborales de manera más efectiva.
En conclusión, la migraña es una enfermedad que va más allá de ser un simple dolor de cabeza. Sus efectos debilitantes repercuten en la productividad laboral, el bienestar personal y la economía del país. Es necesario que se sigan promoviendo iniciativas como el Día Internacional de Acción contra la Migraña, para aumentar la conciencia sobre la importancia del diagnóstico temprano y el tratamiento adecuado.
La inversión en investigación y en sistemas de salud que brinden acceso a tratamientos eficaces no solo mejorará la calidad de vida de los pacientes, sino que también reducirá las pérdidas económicas relacionadas con esta enfermedad. Especialistas coinciden en que el enfoque integral y personalizado es clave para lograr estos objetivos y aliviar el impacto de la migraña en la sociedad.