El Estado de México enfrenta una de sus peores crisis hídricas, con una sequía que afecta al 85% de su territorio y compromete gravemente a sus fuentes de agua, agricultura y ganadería. La situación actual es producto de una combinación de factores naturales y de gestión de recursos, que exige una respuesta inmediata y eficaz para prevenir un desastre ambiental y social mayor.
Impacto en Recursos Hídricos y Agricultura
Según información de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), nueve presas importantes en el Estado de México registran niveles críticamente bajos, todas por debajo del 50% de su capacidad. Esto incluye presas como La Concepción y Danxho, con niveles del 45% y 37% respectivamente, destacando casos extremos como El Molino al 8% y Huapango al 2%. Estas cifras son alarmantes, especialmente considerando que presas como Valle de Bravo y Villa Victoria, esenciales para el Sistema Cutzamala, apenas alcanzan el 29%.
La agricultura y la ganadería, pilares fundamentales de la economía local, enfrentan pérdidas devastadoras. La escasez de agua ha llevado a la pérdida de cultivos y a la muerte de ganado, afectando no solo la economía local sino también la seguridad alimentaria de la región.
Datos Alarmantes y Tendencias Climáticas
El panorama se agrava al considerar los patrones climáticos recientes. En 2022, el Estado de México recibió 583 milímetros de lluvia, un 20% menos que en 2021, afectando al 87% de los municipios con algún grado de sequía. Este declive en las precipitaciones se suma a una tendencia de reducción en la intensidad y duración de las temporadas de lluvias, exacerbada por el aumento de la población y la demanda de recursos hídricos.
El manejo de los recursos acuáticos revela un desafío aún mayor. Con el 60% del agua renovable proveniente de 25 cuencas hidrológicas, 11 de ellas presentan déficit. Además, la sobreexplotación de acuíferos es crítica, especialmente en Texcoco y Valle de Toluca, donde la extracción supera significativamente su capacidad de recarga.
Edoméx Hacia un Futuro Sostenible
La crisis hídrica en el Estado de México es un llamado urgente a la acción. Es fundamental implementar estrategias de gestión sostenible del agua, que incluyan la inversión en infraestructura, la promoción de prácticas agrícolas eficientes en el uso del agua, y la concienciación sobre el consumo responsable. Además, es crítico reforzar las políticas de protección ambiental y adaptación al cambio climático, para mitigar los impactos de estas severas condiciones.
La sequía en el Estado de México no es solo un desafío local, sino un reflejo de la urgente necesidad global de actuar frente al cambio climático y sus efectos devastadores. Solo a través de un enfoque integrado y colaborativo, que involucre a gobiernos, sector privado y sociedad civil, será posible superar esta crisis y avanzar hacia un futuro más sostenible para todos.