En las primeras horas del día, cuando la ciudad de Toluca aún duerme y los negocios no han subido sus cortinas, emerge una realidad perturbadora: las calles están llenas de pintas y grafitis (vandalismo). Este fenómeno, más que una expresión artística, representa una afectación monetaria significativa para los propietarios, quienes deben asumir los costos de remoción y repintado de sus fachadas.
Roberto, dueño de una zapatería en la calle de José María Morelos y Pavón, describe la situación con frustración: “Es un cuento de nunca acabar. Pintamos y ya aparecen sus marcas. No son dibujos que valgan la pena, solo letras y figuras sin sentido que dejan todo feo”.
María del Carmen, encargada de una tienda de ropa en la misma calle, comparte su desesperación: “Es un dolor de cabeza todas esas pintas. La autoridad debería poner sanciones que realmente sirvan de escarmiento. Abren espacios para que hagan sus dibujos, pero no los aprovechan y vienen a afectar todo el comercio. De Villada a Matamoros, todas las cortinas están rayadas”.
La impotencia de los comerciantes es palpable. Andrés, encargado de un negocio de comida, comenta: “Hemos entregado vídeos a la autoridad donde se ve a jóvenes de entre 14 y 16 años pintando. Llevan las famosas latas en sus mochilas, pero no hemos escuchado de detenciones”.
Impacto Económico y Seguridad
El vandalismo no solo representa un problema estético, sino también económico y de seguridad. Según datos municipales, estos actos han generado un gasto de 250 mil pesos, mientras que los empresarios han gastado más de 15 mil pesos en promedio para restaurar sus establecimientos. Además, estos actos incrementan la sensación de inseguridad en la comunidad.
Edgar Cerecero López, miembro de la Cámara Nacional de Comercio Servicios y Turismo del Valle de Toluca, comenta: “Es una práctica realizada por delincuentes para identificar inmuebles deshabitados. Estos actos suelen ocurrir en horarios nocturnos o de madrugada, lo que dificulta la detención de estas personas”.
Llamado a la Acción y Legislación
Cerecero López ha hecho un llamado a las autoridades, incluida la Fiscalía General de Justicia del Estado de México, para abordar este problema de manera efectiva. Ha propuesto legislar para imponer sanciones más severas y disuasorias, con el objetivo de que aquellos que practican el vandalismo lo piensen dos veces antes de hacerlo.
A pesar de que pintar fachadas y cortinas está considerado una falta administrativa en el Bando Municipal de Toluca y en la nueva Ley de Justicia Cívica, hasta el momento no se ha sancionado a nadie por esta infracción. Las sanciones actuales para el grafiti son de mil 370 pesos o de 12 a 36 horas de arresto, lo cual parece insuficiente para disuadir a los vándalos.
En conclusión, para los “artistas urbanos”, cualquier pared o cortina en blanco es un lienzo para colocar “su arte”. Sin embargo, el impacto negativo de sus acciones sobrepasa cualquier valor artístico que puedan tener. Es crucial que las autoridades tomen medidas más firmes para proteger el patrimonio de los comerciantes y la integridad de la ciudad. La implementación de sanciones más severas y un mayor esfuerzo en la vigilancia y detención de estos actos vandálicos son pasos necesarios para devolver la tranquilidad a las calles de Toluca.