En una era en la que la información es más accesible que nunca, es profundamente preocupante que figuras en los más altos escalones del poder político exhiban un desconocimiento básico sobre la estructura misma de nuestra democracia. Una reciente entrevista con la Diputada Federal por el PAN, Teresa Castell, es un claro ejemplo de esta alarmante tendencia. Un video que se ha hecho viral en redes sociales muestra a Teresa Castell incapaz de nombrar los tres poderes del gobierno, un pilar fundamental de la educación cívica que se enseña desde la primaria.
Esta revelación no solo es embarazosa para la Diputada, sino que subraya una crisis más amplia de competencia y comprensión entre los elegidos para guiar nuestro país. El papel de un legislador no es meramente ocupar una silla; implica una comprensión profunda de los mecanismos de gobierno y una capacidad para contribuir de manera efectiva a su evolución y refinamiento. ¿Cómo se espera que Castell participe en la formulación de leyes y políticas si carece de los conocimientos más básicos de la estructura política de la nación?
Además de su fallo inicial, Castell intentó desviar la atención atacando al entrevistador durante su momento de desconcierto. Este comportamiento es revelador y perturbador, pues muestra un intento de ocultar su falta de preparación mediante la confrontación, en lugar de poseer la humildad y el deseo de aprender y rectificar su error.
Las críticas que ha recibido Teresa Castell son completamente justificadas. Los ciudadanos esperan que sus representantes al menos comprendan los principios básicos del gobierno que están encargados de administrar. La incapacidad de Castell para hacerlo es un indicativo de su ineptitud y plantea preguntas serias sobre la diligencia con la que se seleccionan los candidatos dentro de su partido.
Este incidente debería servir como un llamado de atención para todos los partidos políticos en México. La preparación y el conocimiento no son simplemente requisitos deseables, sino esenciales para el ejercicio efectivo y responsable del poder público. La incompetencia en niveles tan altos de gobierno es inexcusable y debe ser tratada no como un desliz menor, sino como un fallo grave que compromete la integridad y el futuro de nuestra gobernanza.
Los electores merecen mucho más que representantes que no conocen los cimientos de su gobierno. Merecen líderes preparados, informados y capaces de sostener el peso de la responsabilidad que implica dirigir un país. La falta de conocimiento básico exhibida por Teresa Castell es un recordatorio de la importancia de la competencia en la política, y un reflejo de cuán vital es que los votantes exijan más y mejor de aquellos a quienes otorgan su confianza y su voto.