La tradición de vestir al Niño Dios es una costumbre profundamente arraigada en la cultura mexicana, especialmente durante las celebraciones del Día de la Candelaria, el 2 de febrero. Este rito, que simboliza la presentación del Niño Jesús en el templo, reúne a familias que eligen cuidadosamente vestimentas especiales para las figuras religiosas. Sin embargo, esta práctica enfrenta nuevos desafíos, especialmente en localidades como Toluca, donde la economía y el cambio generacional están afectando la afluencia de clientes.
Más de 20 comerciantes ubicados en la terminal de autobuses de Toluca, dedicados a la venta de ropa para Niños Dios, han reportado una disminución en la afluencia de clientes en los últimos años. Esta caída es especialmente notable entre los jóvenes, quienes parecen desvincularse cada vez más de esta tradición.
Gabriela, una de las vendedoras con más experiencia, comenta que actualmente son las personas adultas quienes mayormente acuden a comprar las vestimentas. Sin embargo, la economía también ha impactado a este segmento de la población.
“Antes era común ver a familias completas, pero la situación económica ha cambiado las cosas. Muchas familias tienen más de cinco imágenes y prefieren reciclar ropa de años anteriores”, explicó.
Aunque la venta ha disminuido, los ropones de diferentes tamaños continúan siendo las piezas más demandadas. Por otro lado, los trajes con diseños más específicos, como los de santos o bebés, han reducido su popularidad.
El precio de las vestimentas también es un factor importante que las familias consideran. Los trajes más elaborados pueden alcanzar precios de hasta 400 pesos, lo que lleva a muchos clientes a optar por opciones más accesibles o incluso reutilizar trajes de años anteriores.
Otro obstáculo importante que enfrentan los comerciantes es la falta de estabilidad en sus puntos de venta. Según los vendedores, cada año enfrentan retrasos en los permisos necesarios y cambios constantes de ubicación. “Cada año nos tardan los permisos, nos mueven de lugar, y así es difícil mantener a los clientes”, denunciaron. Esta situación complica la visión a largo plazo de los negocios y dificulta la fidelización de sus clientes.
A pesar de la baja en ventas y los retos actuales, los comerciantes se mantienen optimistas. Esperan un repunte en la demanda en los días cercanos al 30 de enero, fecha en la que tradicionalmente las familias acuden a preparar sus imágenes para el Día de la Candelaria. De hecho, durante el último fin de semana, reportaron un ligero incremento en el flujo de personas, lo que consideran una señal positiva para los próximos días.
La tradición de vestir al Niño Dios no solo es un acto de devoción religiosa, sino también un puente cultural que conecta a generaciones. Aunque enfrenta desafíos como el cambio en las dinámicas familiares, la economía y las dificultades logísticas, sigue siendo una parte vital de las celebraciones en comunidades mexicanas. Apoyar a los comerciantes locales y mantener viva esta práctica es esencial para conservar nuestras tradiciones y el legado cultural.
En conclusión, mientras los comerciantes de Toluca enfrentan una baja en ventas y cambios en las costumbres familiares, confían en que la esencia de esta tradición continúe viva. Con un poco de apoyo comunitario y soluciones a los problemas logísticos, esta costumbre podría encontrar formas de adaptarse y mantenerse relevante en el corazón de las familias mexicanas.