En los primeros 23 días de 2025, el Estado de México registró seis incendios que afectaron alrededor de 20 hectáreas, informó Alejandro Sánchez Vélez, director de la Protectora de Bosques (Probosque). Estos siniestros, concentrados principalmente en pastizales, no impactaron bosques maduros ni áreas de renuevo, según detalló el funcionario en entrevista con los medios.
Sánchez Vélez destacó que, en comparación con el mismo periodo de 2024, los daños en 2025 han sido considerablemente menores. Esto se debe a la implementación de un programa de prevención contra incendios que busca mitigar riesgos y proteger las áreas forestales.
“No cantamos victoria, estamos trabajando intensamente en las labores de prevención”, afirmó el director de Probosque.
Municipios afectados y zonas de alto riesgo
Entre los municipios afectados se encuentran Amecameca y Valle de Bravo. Amecameca forma parte de la zona de los volcanes, un área históricamente propensa a incendios. Por otro lado, Valle de Bravo, que en 2024 ocupó el quinto lugar a nivel estatal en cantidad de incendios con un total de 53, sigue siendo una zona de preocupación para las autoridades.
En 2024, el Estado de México registró mil 205 incendios, siendo el año más seco de su historia. Esto impactó gravemente a los bosques, afectando un total de 35 mil 440 hectáreas, de las cuales:
- 32 mil 857 hectáreas correspondieron a pastizales y arbustos.
- 2 mil 104 hectáreas fueron de áreas de renuevo.
- 478 hectáreas correspondieron a arbolado adulto.
Los municipios con mayores daños fueron Temascaltepec (3,431 hectáreas), Jilotzingo (2,613 hectáreas) y Luvianos (1,893 hectáreas), según los reportes de Probosque.
El programa de prevención implementado por Probosque tiene un enfoque integral. Entre sus principales objetivos está la concienciación ciudadana sobre la importancia de los bosques y las consecuencias de los incendios forestales. Además, se han intensificado las sanciones para quienes provoquen incendios de manera intencional o negligente.
Alejandro Sánchez Vélez calificó los incendios recientes como “conatos”, gracias a la pronta intervención de los combatientes forestales que lograron contener el fuego antes de que se extendiera y causara mayores estragos.
En cuanto a los esfuerzos de reforestación, habitantes de diversas comunidades han manifestado su preocupación porque algunos árboles plantados no han crecido como se esperaba. Esto ha generado una discusión sobre la necesidad de ajustar las estrategias de reforestación para garantizar el éxito a largo plazo.
En conclusión, el trabajo de prevención ha dado resultados alentadores en 2025, pero el reto de proteger los bosques del Estado de México está lejos de terminar. Con el apoyo de la ciudadanía, el fortalecimiento de las sanciones y la mejora en los programas de reforestación, el objetivo de preservar las áreas forestales puede ser una realidad sostenible.
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