Lo que alguna vez se presentó como un proyecto emblemático para reordenar el comercio informal en el centro histórico de Toluca, hoy se encuentra clausurado, vandalizado y en total abandono. La Plaza Gastronómica Amador López, ubicada junto a la Alameda Central, lleva más de cinco años cerrada al público, sin que ninguna autoridad haya dado solución o plan de rescate.
Inaugurada en 2012 durante la administración de la exalcaldesa priista Martha Hilda González Calderón, esta plaza fue concebida como una solución al ambulantaje en la zona centro. El objetivo era reubicar a 40 vendedores ambulantes de comida en un espacio digno, ordenado y con reglas claras.
La Plaza Amador López, junto con la Plaza Carlos Gómez destinada a otros 78 comerciantes, fue construida con recursos públicos, con una inversión cercana a los tres millones de pesos. A cambio, los locatarios acordaron pagar una renta mensual de mil 800 pesos.
En 2019, bajo el gobierno de Juan Rodolfo Sánchez Gómez, el Ayuntamiento decidió cerrar ambas plazas. Las razones: irregularidades en la asignación de espacios y la expiración de convenios que nunca fueron renovados. Desde entonces, los locales permanecen cerrados y las instalaciones muestran un evidente deterioro.
La falta de transparencia en el manejo del proyecto ha sido constante. No existe registro oficial sobre la empresa constructora, aunque se presume que la obra fue realizada por la empresa IXA. Tampoco se ha confirmado si hubo un proceso de licitación ni los criterios con los que se adjudicaron los contratos. El entonces director de Obras Públicas, José Ricardo Sánchez Rubio, fue destituido en 2014 sin aclaraciones sobre su implicación.
Actualmente, el estado de la plaza es deplorable. Quienes se acercan al lugar se encuentran con locales abandonados, vidrios rotos, paredes cubiertas de grafitis, basura acumulada y áreas verdes sin mantenimiento. La puerta principal está oxidada y cerrada con cadenas. Incluso el letrero con el nombre del sitio ha sido robado o destruido.
La imagen de la Plaza Amador López contrasta radicalmente con la visión inicial de un espacio moderno que dignificaría la venta de alimentos y regularía el comercio en el corazón de Toluca.
En un hecho poco difundido, en 2022 personal del Ayuntamiento ingresó a la plaza para retirar objetos personales y mercancías de los exlocatarios. La intervención fue realizada sin aviso previo, dejando a varios comerciantes sin oportunidad de recuperar sus pertenencias. Algunos se presentaron al enterarse, pero no se les permitió el acceso. Para muchos, este acto representó el punto final de un proyecto fallido.
A más de una década de su creación, y con cinco años cerrada, la Plaza Amador López se ha convertido en un símbolo del abandono institucional. No hay propuestas oficiales para su rehabilitación, ni planes de reconversión que aprovechen la ubicación estratégica del inmueble.
En conclusión, vecinos y comerciantes del centro histórico exigen una auditoría transparente, la rendición de cuentas sobre el uso de recursos públicos y una solución real que reactive este espacio y contribuya a la recuperación del primer cuadro de la ciudad.